martes, 21 de enero de 2014

biografías: Grigori Rasputin

Grígori Yefímovich Rasputín (1872-1916), místico y cortesano ruso, cuya profunda influencia sobre la familia imperial constituyó un escándalo en la Rusia prerrevolucionaria. Nació en Pokróvskoie (Siberia). No recibió ninguna formación y fue campesino hasta 1901, año en el que abandonó a su familia para dedicarse a predicar sus enseñanzas. No tardó en adquirir popularidad tanto por sus supuestos poderes curativos como por su conducta licenciosa. Realizó una visita a San Petersburgo (capital del país por aquel entonces) en 1905 y fue presentado en la corte, donde causó un gran impresión a la emperatriz Alejandra Fiódorovna. Rasputín pasó a ser el personaje con más ascendiente dentro del séquito de la zarina porque hizo creer que podía aliviar el sufrimiento de su hijo, Alexis Nikoláievich (heredero del trono de Rusia) que padecía hemofilia. A partir de 1911 Rasputín designó a muchos altos funcionarios del gobierno, la mayoría de los cuales fueron poco competentes. Una vez comenzada la I Guerra Mundial, cuando el zar Nicolás II se dirigió al frente de batalla para asumir el mando del ejército, Rasputín pasó a controlar el gobierno. Sus famosas orgías escandalizaron a la opinión pública rusa y circularon rumores de que conspiraba en favor de Alemania. Se le conocía por el sobrenombre del Monje Loco y su comportamiento comenzó a suscitar odios. Finalmente fue asesinado por un grupo de aristócratas que le habían invitado a una fiesta en la noche del 29 al 30 de diciembre de 1916. Se le considera uno de los responsables del descontento que terminó por provocar el estallido de la Revolución Rusa un año después y la consiguiente caída de la monarquía.
Este es un documental sobre la vida de Rasputín, aquí os dejo el video:
UN VIDEO DE: AZULWALTER
 
 

viernes, 17 de enero de 2014

el ocultismo

Ocultismo (en latín, occulere, ‘ocultar’), creencia en la eficacia de una serie de prácticas, tales como la astrología, alquimia, adivinación y magia, basadas en el conocimiento esotérico u oculto acerca del Universo y sus fuerzas misteriosas.

Este conocimiento incluye como característica propia el concepto de las correspondencias, relaciones entre entidades del Universo —estrellas, planetas, gemas, colores—y, por ejemplo, partes del cuerpo humano o sucesos de la vida, de manera que utilizando esos conocimientos se pueden lograr curaciones o conocer el destino. También puede incluir la creencia en seres intermediarios —ángeles, dioses menores, espíritus, maestros ascendentes— entre la humanidad y Dios, con quien, los que son capaces, pueden contactar. El verdadero conocimiento oculto se obtiene a través de la iniciación con aquellos que ya lo poseen o por el estudio de los textos esotéricos en los que se expone.

Existen corrientes ocultistas de conocimiento en casi todas las civilizaciones. El ocultismo occidental hunde sus raíces en las antiguas sabidurías populares y religiones de Babilonia y Egipto, en especial la registrada y transmitida por los filósofos herméticos y neoplatónicos. Con importantes aportaciones del misticismo judío de la Cábala, tuvo una importante presencia en la edad media, a través de astrología, la alquimia y los rituales mágicos ceremoniales que convocaban a los espíritus. Muchos sabios medievales importantes, como Roger Bacon o Paracelso, fueron en realidad enlaces entre el antiguo ocultismo y la ciencia moderna. Las grandes persecuciones de la brujería constituyen una parte siniestra de la historia de la Europa moderna (entre 1400-1700), cuando miles, si no millones, de mujeres fueron torturadas y aniquiladas por sacerdotes y clérigos bajo acusaciones de mantener prácticas ocultas. El ocultismo fue considerado cada vez más por la Iglesia como un culto relacionado con Satán.

A pesar de la religión y de la aparición de la ciencia moderna, el ocultismo mantuvo su presencia intelectual durante los siglos XVIII y XIX, aunque más valorado por su significado espiritual que por sus aplicaciones prácticas. Para el médico austriaco del siglo XVIII Franz Anton Mesmer, padre del hipnotismo moderno, el ocultismo era esencialmente una manera de afirmar la naturaleza fundamental del Universo como conciencia, así como del poder de la mente humana para interactuar directamente con él. Desde semejante perspectiva, el ocultismo encontró con facilidad su función en el romanticismo del siglo XIX, que preconizaba la recuperación de las tradiciones populares antiguas, el simbolismo y el poder creativo de la imaginación. Estos elementos fueron importantes en el nuevo modo de entender el ocultismo que se dio a mediados del mismo siglo bajo las formas del espiritismo, la Sociedad Teosófica (1875) y la Orden Hermética del Golden Dawn (1889). A estos dos últimos grupos pertenecieron un gran número de artistas, poetas e intelectuales.

Durante el siglo XX se ha desarrollado un renacimiento del ocultismo desde la contracultura de la década de 1960, con el resurgir de la astrología, los objetos adivinatorios y los rituales mágicos; e incluso más tarde en el movimiento New Age de las décadas de 1980 y 1990. Aunque muy criticado tanto por la Iglesia como por los científicos, el ocultismo parece saciar determinadas necesidades humanas profundamente arraigadas de significado, poder y expresión simbólica.
 

viernes, 10 de enero de 2014

la magia

Magia, arte de influir en el curso de los acontecimientos o adquirir conocimientos por medios sobrenaturales. La magia está relacionada con la alquimia, el ocultismo, el espiritismo, la superstición y la brujería.

El término deriva de la palabra magi (magia), uno de los elementos religiosos babilónicos que fueron incorporando los magos, casta de sacerdotes de la antigua Persia que se ocupaban de todo lo relacionado con lo oculto (véase Religión de Babilonia). Los griegos y romanos también practicaron la magia. Según los antropólogos, este tipo de creencias existen en la mayoría de las culturas primitivas. Sin embargo, ciertas prácticas, como la buenaventura, la comunicación con los muertos, la astrología y la creencia en los números y amuletos de la suerte, se han perpetuado en las culturas más avanzadas.

En las sociedades más simples, la magia se sirve de todos los conocimientos disponibles, incluidas las técnicas científicas y médicas. La ciencia moderna tiene su origen en prácticas y creencias mágicas. De este modo, la alquimia medieval estimuló el desarrollo de la química y la física modernas, y la astrología sentó las bases de la astronomía.

La magia se divide en dos categorías principales: blanca (o del bien) y negra (o del mal). La magia blanca se puede emplear para eliminar o paliar los efectos de la magia negra, que se invoca para matar, hacer daño o satisfacer el propio egoísmo. Durante la edad media, la magia negra se asociaba a la brujería, la hechicería y la invocación de los demonios.

Las prácticas mágicas pueden agruparse en cuatro categorías. La primera, llamada ‘magia simpática’, se basa en el simbolismo y la realización de los deseos. Para lograr el efecto deseado se recurre a la imitación o el uso de ciertos objetos asociados. Así, por ejemplo, se piensa que es posible hacer daño a los enemigos clavando alfileres en una imagen que represente su persona, recitando sus nombres en un conjuro o quemando cabello o uñas de su cuerpo. Del mismo modo es posible adquirir la fuerza, la velocidad o la destreza de un animal comiendo su carne o empleando instrumentos fabricados con su piel, sus cuernos o sus huesos. La práctica del canibalismo se basaba en la creencia de que al comer la carne del enemigo se adquirían sus cualidades, principalmente la valentía.

La segunda es la adivinación, adquisición del conocimiento secreto a través del sortilegio (echar la suerte), el augurio (interpretación de presagios o portentos), la astrología (interpretación de las posiciones y conjunciones de las estrellas y los planetas) y la lengua (mensajes emitidos por personas en estado de trance, ministros del oráculo o médiums).

La tercera forma de magia recibe el nombre de ‘taumaturgia’ —o capacidad para obrar milagros— que engloba la alquimia, la brujería y la hechicería.

La cuarta y última modalidad es el encantamiento o recitación de conjuros, versos o fórmulas que contienen los nombres de los seres sobrenaturales o las personas a las que se pretende ayudar o dañar. Por lo general, los ritos mágicos se basan en la combinación de todas estas formas.